La tolerancia es un valor al que muchos suelen aludir como muestra de que no tienen prejuicios y que lo aceptan todo. ¡Nada más lejos de lo que realmente es!. El simple sentido común nos dice que no se puede tolerar cualquier cosa.
Literalmente la tolerancia significa soportar y en una definición más extensa, se explica como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. La tolerancia es la aceptación a la legítima diversidad cuando, por ejemplo, hay personas de distinta raza, religión, postura política, de distintos clubes deportivos o con distintas características físicas. Así entendida, la tolerancia contribuye a resolver muchos conflictos y erradicar la violencia, tanto verbal como física. Sin embargo algo importante a considerar es que la tolerancia tiene un límite. Promover la tolerancia no es tolerarlo todo. Y así, cuando la diversidad choca con el bien común o con los derechos de los demás, la tolerancia deja de operar. Por ejemplo no se puede aceptar el asesinato, el robo o el abuso sexual.
¿Cómo enseñar la tolerancia en casa? Permitiendo las discrepancias y fomentando el dialogo. Es un ejercicio necesario para el desarrollo de los hijos y también para la convivencia familiar: pueden haber distintos puntos de vista, demorarse en resolver un desacuerdo, pero eso no pone en juego el amor que se tienen. Además es un momento para asentar las que serán creencias, sus valores y los limites que tendrán que proteger y defender, para no dañar sus intereses ni los del resto de la sociedad. Esa afirmación de postura no es intolerancia, sino que es claridad de saber que hace bien y que no.
CLAVES PARA EDUCAR
• Conversar: Darse el tiempo de hablar con los hijos acerca de diversos temas y conocer sus opiniones.
• Escuchar y dar cabida a la opinión del hijo: No “callarlo” y por el contrario, darle opción a que exprese su posición. Es difícil educar la tolerancia si uno no parte con el ejemplo. Escucharlo, entender que tiene derecho a tener opinión, aunque esté equivocado, es fundamental.
• Estar preparados: Los adolescentes tienden a provocar el vinculo con sus padres a través de temas polémicos. Para defender los propios valores, hay que tener argumentos claros.
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